La
presencia de flores transforma un ambiente, modifica a las personas, vitaliza
toda la atmósfera. Es como si su espíritu lo penetrara todo. La convivencia con
las flores perfuma la naturaleza humana.
El Ikebana o arte floral japonés, proviene realmente de una antigua tradición que tenían los
budistas chinos de hacer ofrendas florales a Buda en sus templos y no fue hasta
el siglo VI cuando se dio a conocer en Japón a través de los misioneros chinos.
Este
ofrecimiento divino, que en sus orígenes comprendían elementos básicos (incluso
a veces sólo se ofrendaban pétalos de flores), fue perdiendo poco a poco su
connotación religiosa y fue durante el siglo X, cuando se introdujeron elementos
como recipientes, jarrones, dando belleza al acto.
A
lo largo de los siglos, ha habido multitud de escuelas de Ikebana, todas ellas
con sus propias características, simbologías y otros detalles.
Actualmente
ha alcanzado tal popularidad que su práctica abarca desde simples aficionados
hasta diseñadores profesionales y artistas, introduciéndose en casas, oficinas,
hoteles.
El
Ikebana se basa en la armonía de una simple construcción lineal y la inclusión
de flores o elementos que nos puede ofrecer la propia naturaleza.
Los
materiales que se usan para la construcción son flores, hojas, cereales,
hierbas, ramas, semillas, frutas, vegetales, etc. Dichos materiales podían ser
vivos, secos o artificiales. En un principio se prefería el uso de materiales
del lugar, aunque dicha condición con el tiempo se fue perdiendo.
Otro
aspecto importante a tener en cuenta en el Ikebana, es el diseño. Las partes
más importantes del diseño son el color, la forma, la textura y la línea. El
color y la forma vienen dados por la propia naturaleza del elemento escogido,
aunque con la creación de las escuelas modernas, dicha naturaleza podía
modificarse. La textura viene determinada por la superficie de los materiales
usados y la línea es expresada por las ramas que tiene la composición.
La
forma esencial plástica del Ikebana es el triángulo, que estará formado por
líneas de ramas y de flores El cielo es representado por la rama o línea
principal, la tierra por la tercera, y el hombre por la línea intermedia
(sirviendo de comunicación entre el cielo y la tierra). Los arreglos variarán
según la inclinación y colocación de las ramas y su belleza se incrementará por
la perfección de las líneas, la armonía de colores, el espacio y la forma.
El
Ikebana posee un aspecto espiritual muy importante. El silencio es una
necesidad durante su práctica. Es un tiempo para apreciar las cosas en la
naturaleza que las personas suelen pasar por alto, debido a sus ocupadas vidas.
Es un momento en el que la persona se
siente cercano a la naturaleza, ofreciendole relajación a la mente, el cuerpo y
el alma.
Veamos un vídeo publicado en la Radio-Televisión de Castilla y León, donde se muestra una explicación de este arte,
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